Las Tunas.- Basándose en la propia naturaleza se deja ver una vez más la obra de un reconocido artista de la provincia de Las Tunas. Wilber Ortega Aldaya, a quienes muchos le pusieron como calificativo «el pintor de las brumas», retorna de visita a su edén inspirador, los campos de su natal Majibacoa.
En esta ocasión llega para tomar nuevos aires, se inspira en la realidad, interpreta y deja ahora desde la técnica del acrílico nuevas huellas de su obra artística.
Todos tienen un sueño, necesitan creer en algo que se pueda materializar y para Wilber todo se relaciona con el paisajismo. «Uno se abre a un conocimiento de la historia universal y asimila toda la vanguardia que prevalece, pero a mí algo sigue condicionándome, el hecho que siempre he realizado una obra de la naturaleza», comenta este pintor que ahora reside en La Habana.
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«Yo nací en el campo rodeado por la naturaleza, cercano a un rio, podía disfrutar del escenario, me regocijaba esa contemplación sin pensar que un día eso me iba a servir. Dios nos dio la capacidad de maravillarnos con la creación.
«El paisajismo me escogió, es un medio inevitable para mí, me realizo y puedo sentirme pleno, hoy busco experimentar soluciones desde nuevos recursos con las posibilidades del acrílico, una técnica arriesgada, a diferencia del óleo», afirma el artista.
«Todo se emerge desde la observación y el andar por el mundo, surgen propuestas conceptuales, de una reflexión más representativa del espacio, del amanecer, de manera más onírica», así alimenta su memoria visual este hombre que entrega en cada obra una profundidad y riqueza como expresión máxima a la hora de concebir sus ideas.
Con la más auténtica forma de ejercer su oficio Wilber deja a la naturalidad la trascendencia de su pincel «todo lo enmarco en una serie, a ese paisaje contemplativo, otras las adapto a lo más conceptual, para lograr proponer una idea y un diálogo».
Este artista en medio de la convivencia con las diversas formas que impone los adelantos y recursos de la modernidad, impone su estilo, concebido por su proyecto de vida en defensa de la cultura cubana.
«Dedico tiempo y esfuerzo para materializar mi obra, el paisajismo puede existir hoy con sus diferentes estilos, pues cuando han desaparecido los medios tradicionales en el siglo XXI, me adapto a las nuevas técnicas y las tecnologías del arte contemporáneo, busco recursos, propuestas, valoro los objetos y lo que aporta al espíritu humano, eso es preponderante.
«Es halagüeño y fundamental el proyecto Sueños Verdes, que se potencie el paisajismo desde los niños, que asistan y tengan experiencia de cómo introducir la representación de la naturaleza, eso es muy esencial, Las Tunas ha sostenido una tradición y hoy con el caudal de los aficionados se puede pensar en una potencia de pintores en el mañana.
«Hoy es plausible el propósito de este proyecto, me alegra mucho hay un potencial muy grande desde los Instructores de arte, una cantera mayor de artistas y deseos de trabajar la temática, creo que Las Tunas pueda dimensionarse de una manera tremenda.
«Actualmente trabajo sobre otro proyecto sobre mi línea del paisaje, desde el año 2000 laboro el acrílico, una técnica arriesgada con resultados parecidos. Me adapté a usar el proceso de secado rápido ahora quiero con ese recurso, usar la técnica de aguada y aprovechar la humedad que permite ese pigmento».
Wilber mantendrá su estilo, al cual nunca renunciará, trabajará la bruma en una gran serie para lograr los momentos que pueda responder a ese sello que lo identifica, pero con una riqueza más experimental dentro del medio.
Observar y mostrar lo más parecido a la realidad es una habilidad de este artista de Las Tunas, quien ve en las cosas sencillas lo profundo para crear desde el alma.
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