La escultura cubana, es conocida por mucho tiempo como la Cenicienta de las Artes por su no permanencia en importantes sitios exhibitivos, porque las críticas y estudios fueron, por lo general, pobres y escasos lo cual generó una ausencia informativa importante –, posee hoy un vasto historial gracias a la colaboración de críticos, investigadores y artistas cubanos.
“El arte cubano –y dentro de él la escultura-, va cerrando el milenio con la vitalidad que le confiere su probada autenticidad. Lo anima, en esencia, ese sentido de pertenencia activa a un entorno propio que se desarrolla desprejuiciado y permanente diálogo con el contexto universal.
Ha sido el de la escultura un camino escabroso, con vericuetos, escollos y contradicciones que la han enriquecido, al cabo, hasta saber encontrar –tanto en la reciedumbre de su autonomía como en su saludable expansión- una personalidad y un prestigio indiscutibles (…)” Dr. María de Los Ángeles Pereira.
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