Uno de los golpes más duros para el pueblo cubano a lo largo de su historia, fue la pérdida en un accidente de aviación de Camilo Cienfuegos Gorriarán el 28 de octubre de 1959.
Los 51 años trascurridos no han atenuado la leyenda de valor y fidelidad a la Revolución que con apenas 27 años de edad, ya se había forjado. Y aunque fue el último en enrolarse en la expedición del Yate Granma siempre fue de los primeros en la acciones más arriesgadas hasta ganarse el epíteto del Señor de la Vanguardia.
Camilo fue el hombre de confianza de Fidel Castro en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y formar el de su tropa.
Los pioneros aprenden amarlo desde edades tempranas y lo admiran desde sus anécdotas donde se mezclan travesuras con ejemplos de valor extraordinario y alto sentido de la responsabilidad.
Sus restos nunca fueron encontrados porque se mimetizaron en la gente humilde y trabajadora que lo recuerda en su sonrisa sincera y se estremece con aquellos versos de Bonifacio Birne que para siempre, también serán suyos.
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